Esta receta la hacía mucho mi madre cuando yo era pequeña. Creo que fue de las primeras cosas que «cociné». Ella hervía los calabacines por la mañana y los dejaba en el agua para que se enfriaran. Me los dejaba dentro de la olla junto a una nota que decía, tritúralos con los quesitos.
Así, cuando yo llegaba del cole iba triturando el puré y para cuando ella llegaba el primer plato estaba hecho.
Mi madre lo hacía como plato de dieta, creo que se lo dieron en algún plan de dietas al que se apuntó cuando yo era bien pequeña. Pero era un plato que me encantaba y siempre que se lo hacía le pedía comer yo también de modo que lo amplió a toda la familia.
Yo he seguido haciendo lo mismo, a pesar de ser un plato claramente de dieta, me sigue gustando muchísimo y lo he incorporado a los menús familiares sin problema, sobretodo cuando voy justa de tiempo y no quiero hacer una crema más elaborada.
Aprovechad para hacerlo, es un modo de que los niños coman verdura sin fritos ni aceites ni grasas añadidas. Además de ser sano es un plato que no engorda. ¿Qué hay mejor que eso? Para rematarlo os diré que es realmente sencillo de hacer, y si lo hacemos en la Thermomix la sencillez y comodidad se multiplica, ya que solo mancharás un utensilio y mientras hierve puedes hacer otras cosas sin estar demasiado pendiente del fuego.
Vamos allá:
Ingredientes
- 1 calabacín (o dos, dependiendo del tamaño) por persona
- 1 quesito (desnatado si es para dieta) por calabacín
Elaboración
Pela los calabacines con un pelador de patatas. Yo no quito las semillas ni nada, simplemente los parto en rodajas y los incorporo a la thermomix. Cúbrelos con agua y programa 10 minutos a temperatura varoma velocidad cuchara. Puedes ser un poco generosa con la sal puesto que el calabacín es muy dulce.
Una vez pasado el tiempo de cocción pon el cestillo y sujétalo mientras vacías el agua del vaso.
Añade los quesitos y tritura. Como siempre empiezas en velocidad 1 y vas subiendo hasta llegar a 10. En pocos segundos tendrás un puré finísimo y que creo que te sorprenderá pues el sabor de calabacín así es mucho más suave que cuando lo haces rebozado o en tortilla, por ejemplo.
A los niños les gusta, es sano y no engorda. ¡Buen provecho!